1. No quieras cambiar toda tu vida de la noche a la mañana. Ve poco a poco, estableciendo metas realistas y a corto plazo que sepas que puedes cumplir.
2. Aprende a crear hábitos saludables, como salir a caminar dos veces a la semana, dormir temprano para tener una buena calidad de sueño, mejorar tu alimentación y hacer ejercicio al menos 3 veces a la semana. Busca actividades que te mantengan activo.
3. Aprende a tener un equilibrio. No se trata de renunciar por completo a tus placeres o pasar hambre, sino de establecer una regla del 80/20 o 70/30, donde el 80% sea saludable y el 20% puedas disfrutar de lo que te gusta, como un trago, un vino, una pizza o un postre.
4. Haz de esto un estilo de vida y no solo una meta. ¿Qué harás una vez que alcances la meta? No vuelvas atrás a tus malos hábitos; es mejor aprender a incorporar esto como parte de tu estilo de vida para sentirte mejor a largo plazo.
5. No te compares con nadie. Si alguien más empezó después y ya ha obtenido resultados, no importa. Todos los cuerpos son diferentes, y cada persona tiene su propio ritmo. Enfócate en ti mismo, en tu progreso y no te desanimes.