¡Bravo!.. nuevamente por Josean Ortiz. Cada vez que sube a escena e interpreta un personaje, añade otra hoja para su corona de laurel. Su entrega, pasión, talento y creatividad se enlazaron exitosamente para su personificación de ‘Careta’ en ‘Sainete del vejigante loca’ de la inspiración del dramaturgo Leo Cabranes-Grant; bajo la dirección de Alina Marrero.
Con el propósito de mantener ‘la actividad en las tablas’ el proyecto ‘Puro Teatro’ de la Fundación Nacional para la Cultura Popular (FNCP), presentó ‘Sainete del vejigante loca’ banquete artístico realizado de manera exitosa, en cuatro funciones este fin de semana en la sede de FNCP en Viejo San Juan.
El monólogo combina magistralmente los sucesos acontecidos el año pasado, cuando surgió la triste polémica con la exprimera dama de Ponce, quien prohibió vejigantes en la alcaldía e incluso, envió a remover la obra artística de Alfredo Bauzá ‘El alma de mi pueblo’–apostada en el ayuntamiento- y además, despotricó declaraciones homofóbicas, entre otros lamentables desaciertos.
Con la utilización del desafortunado suceso, Cabranes-Grant por pedido de Josean Ortiz escribió la obra, la cual enlazó genialmente con la pintura de Rafael Tufiño ‘Psicoanálisis del vejigante’. ¿Y cómo realizó la convergencia? Pues en señal de protesta y solidaridad, el protagonista del monólogo ‘Careta’ –que a su vez caracteriza el personaje de la loca de las Fiestas de Santiago Apóstol de Loíza- se adentra en la obra de Tufiño para tomar el vestido del vejigante de Loiza e ir a protestar en solidaridad de su contraparte en Ponce.
Es importante recalcar que, aunque la polémica fue con el vejigante ponceño, ‘Careta’ personaje inspirado en la loca de las Fiestas de Santiago Apóstol en Loíza (hombre vestido de mujer que se viste de negro) se adentra en cuadro de Tufiño, para agarrar el traje de vejigante de Loíza e ir en apoyo de su colega de Ponce.
Como parte de la investigación realizada por el actor para la caracterización y montaje de la puesta en escena, recurrió a conocedores y expertos de la cultura y tradiciones de Loíza. Vuelvo a insistir que, aunque la chispa que enciende la creación de la obra sale de Ponce, los personajes que protagonizan la obra son de las Fiestas de Santiago Apóstol de Loíza.
Claro está, este personaje de la ‘loca’ -en múltiples sentidos- es una puesta libre del actor, que aunque estudió la tradicional celebración loiceña, añade propia sazón y picardía; amplia libertad de su ser, y autovisibilidad en su quehacer rutinario. ‘Careta’ con su antifaz pintado de negro y sus abundantes caderas cadenciosas, cautiva y se adueña de la escena.
La propuesta teatral está bien lograda con un mensaje claro de solidaridad y unión; que además se sujeta bien para no permitir la injusticia, el discrimen, ni la persecución. De cómo ‘Careta’ se viste de vejigante loiceño y va tras el apoyo del vejigante ponceño.
Mientras, en su preparación para trasladarse hacia ‘la Perla Sureña’, entre metáforas e interioridades, ‘Careta’ esboza sobre lo que considera injusto y lo contrasta con lo absurdo y morbo, desde su punto de vista. Además, se expresa de manera abierta y sincera tal cual es. Declara su aventura romántica con un estudiante de antropología; y otros abruptos románticos. Lo que con gracia y gran astucia, Josean logra penetrar en la audiencia.
Un acierto bien creativo y de mucho peso en la obra –elemento añadido por la directora y el propio actor- es la utilización de un actor y músico, quien toca el barril de bomba, y ofrezca el detalle de un sonido capaz de regalar musicalidad constante –Anthony Valentín (Mascarón); y da paso a que ‘Careta’ cante y hasta brinde pasos al ritmo del toque del ritmo autóctono. Algo encantador para la pieza.
La obra escrita por Cabranes-Grant -dramaturgo en la diáspora -reside en Los Ángeles- es uno de fuerza, que con pinceladas de guerrilla y contraataque logra desnudar la insensatez y malicia; buscando apagar la maldad de las injusticias.
Con el libreto respondió efectivamente al pedido y comisión de Josean Ortiz, que, como productor ejecutivo se convirtió en un guardián de la memoria, ya que, sucesos como estos no deben repetirse. Al momento de los hechos no se pudo estrenar, pero llegó a su tiempo, porque el mensaje se mantiene vigente.
El trabajo de Alina Marrero como directora es de creatividad y de fuerza en esa unificación de la extraordinaria personificación de Josean. Acertado logro del actor como lo hizo en ‘Tite Curet Alonso: Lírica y poesía’, ‘El cielo del maestro Rafael’ o el José Campeche de ‘El arte de la pintura’.
La visión de la directora desde el principio, fue la presencia de un tambor en vivo, y lo consiguió. De igual manera, logró un grato montaje interactivo con la participación del público. En mi caso personal, no me salvé de ser invitado a subir a escena como parte de esa interacción y comunicación con la audiencia. Mi presencia representó brevemente, a uno de los fugases amantes de ‘Careta’.
Sin duda, Marrero aportó ese corte moderno e interactivo que le dio individualidad a la propuesta. En fin, un mensaje teatral que unificó dos piezas de artes ofrendadas por dos pintores de diferentes generaciones y estilos; sucesos verídicos, y la inclusión de historia, tradición y buena pizca de imaginación. Bravo por Josean, brutal como siempre.
Es importante destacar el trabajo del equipo técnico de esta pieza. Víctor Coriann (regidor de escena y maquillaje), Moncho Conde (escenografía), Soraya Cabina (luces) y Sammy Torres (vestuario) complementaron sus talentos a los planteamientos de la propuesta histriónica con innegable precisión.
Fuente: https://prpop.org/2024/07/bravisimo-sainete-del-vejigante-loca/